miércoles, 8 de febrero de 2012

Recomendaciones bibliográficas y webgráficas





MIS RECOMENDACIONES





Recursos bibliográficos:



-                          AAVV. La belleza que salva. Comentarios a la Carta a los artistas de Juan Pablo II. Rialp, Madrid, 2006

Los comentarios, de diversas “plumas”, son filosóficos, pero no demasiado difíciles; y todos bellísimos.



-                          AAVV. Jesús en el museo del prado. Ppc, Madrid, 2009-07-2

Se trata de un comentario artístico de diversas obras de arte de temática religiosa. En cuanto al método, es un análisis muy atractivo de la obra artística desde el ámbito catequético.



-                          ÁLVAREZ, Jesús. Arqueología cristiana. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1998.

Es original por el enfoque arqueológico. Bastante completa la etapa paleocristiana.



-                          BLANCO SARTO, Pablo. Estética de bolsillo. Palabra, Madrid, 2001.

No encontrarás un recorrido por la historia de la estética tan ameno y fácil de leer.



-                          BLANCO SARTO, Pablo. Hacer arte, interpretar el arte. Estética y hermenéutica en luigi pareyson. Eunsa, Navarra, 1998.

Mucho más complicado que el anterior. Para amantes de la ética y la estética que se atreven a profundizar.



-                          BOUYER BARACALDO, Louis. Arquitectura y Liturgia. Grafite Ediciones, Bilbao, 2000.

Magnífico estudio de la relación entre arquitectura y liturgia, con un planteamiento verdaderamente novedoso.



-                          CANTÓ RUBIO, Juan. La Iglesia y el arte. Encuentro, Madrid, 1987.

Un planteamiento original sobre el arte cristiano a través de diversas claves. Aborda aspectos tan sugerentes como el vestido de Jesús o la relación entre María y la agricultura, aunque no llega a profundizar.



-                          COLOMER FERRÁNDIZ, Fernando. La mujer vestida de sol. Reflexiones sobre el cristianismo y el arte. Encuentro, Madrid, 1992.

Sinceramente, mi preferido. No es una historia del arte, pero su lectura es deliciosa.



-                          CASAS OTERO, Jesús. Estética y culto iconográfico. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2003.

Un trabajo de investigación denso e impresionante que toca un poco de todo, estética, iconología, culto...



-                          CASAS OTERO, Jesús. Belleza y vida de fe. Editorial san pablo, madrid, 2009.

De lectura más fácil que el anterior, profundiza en los vínculos entre el arte y la fe.



-                          COMISIÓN EPISCOPAL PARA EL PATRIMONIO CULTURAL DE LA IGLESIA. Enchiridion del patrimonio cultural de la Iglesia, Conferencia Episcopal Española, Madrid, 2009

Una esmerada compilación de documentos referidos al patrimonio eclesiástico. Desde discursos pontificios hasta textos elaborados por Congregaciones, Comisiones, o Diócesis concretas, se han reunido en este volumen que presenta unos índices muy bien organizados que resultan de gran utilidad.



-                          DULAEY, Martine. Bosques de símbolos. Ediciones Cristiandad, Madrid, 2003.

Preciosa selección de diversas imágenes y símbolos centrados en la etapa de la iniciación cristiana (siglos I-IV) y la Biblia. La interpretación es rigurosa y de fiar, además está muy bien narrada.



-                          EVDOKIMOV, Paul. El arte del icono. Teología de la belleza. Publicaciones Claretianas, Madrid, 1991.

Quizá es de difícil lectura, pero es de una belleza que conmueve. Encontrarás en él teología de la belleza, y lo mejor que he leído sobre iconos.



-                          FORTE, Bruno. En el umbral de la belleza. Por una estética teológica. Edicep, Valencia, 2004.

Manual que recorre los planteamientos estéticos desde San Agustín o Santo Tomás hasta Dostoievsky o Von Balthasar, sin olvidar la poesía o el cine. Para lectores “de profundidad”.



-                          GASCÓN, Antonio. Arte para vivir y expresar la fe. P.P.C., Madrid, 1998.

Se sumerge en la capacidad del arte para transmitir la fe, a través de ejemplos prácticos. Sencillo de leer, aunque aborda aspectos técnicos. De especial interés es el detallado análisis de cinco obras de arte bajo el prisma de la fe.




Se trata de un acercamiento a la interpretación del significado de la iconografía cristiana desde sus orígenes hasta la Edad Media, insistiendo en la capacidad de la imagen para expresar los dogmas. Es algo denso, pero fíate de su criterio.



-                          GUARDINI, Romano. Sobre la esencia de la obra de arte. Ediciones Cristiandad, Madrid, 1981

Ni que decir tiene que Guardini es uno de los grandes. Estas reflexiones fueron pronunciadas en una conferencia y se refieren a la relación del arte con la ética y con la realidad.



-                          GUARDINI, Romano. Imagen de culto e imagen de devoción. Ediciones Cristiandad, Madrid, 1981

Forma parte de la publicación anterior. En este caso se trata de una carta a un historiador del arte en la que profundiza sobre la naturaleza de las imágenes religiosas.



-                          IÑIGUEZ HERRERO, José Antonio. Arqueología cristiana. Eunsa, Navarra, 2009.

Lo mejor de todo es la pretensión didáctica y, sobre todo, la profusión de dibujos muy bien realizados. La información gráfica, ligada a la literatura adjunta, cobra una importancia extraordinaria.



-                          KANDINSDY, Vasili. De lo espiritual en el arte. Paidos, Barcelona, 2007.

Además de un análisis técnico de los elementos pictóricos, sorprende por el planteamiento profundamente espiritual de un artista no cristiano.



-                          PLAZAOLA, Juan. Historia y sentido del arte cristiano. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2003.

Plazaola es el pionero en los manuales de arte cristiano. Tiene varios, pero te recomiendo este por ser el más completo. Ofrece un recorrido exhaustivo y una cantidad de datos insuperable.



-                          PLAZAOLA, Juan. Arte sacro actual. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2006

Más que bucear en la historia del arte cristiano del siglo XX, analiza el significado de los diversos elementos que lo integran.



-                          PONTIFICIO CONSEJO DE LA CULTURA. Vía pulchritudinis. Camino de evangelización y de diálogo. Asamblea plenaria marzo 2006. BAC, Madrid, 2008

Insiste en el papel de la belleza al servicio de la evangelización.



-                          RATZINGER, Joseph. El espíritu de la liturgia. Una introducción. Ediciones Cristiandad, Madrid, 2007.

Es un manual imprescindible para abordar el significado más profundo de la liturgia. Claro, lúcido, creativo y fácil de leer.



-                          RATZINGER, Joseph. La Belleza. La Iglesia. Encuentro, Madrid, 2006

Dos breves documentos absolutamente imprescindibles sobre el sentido de la belleza y la naturaleza de la iglesia



-                          RÉAU, Louis. Iconografía del arte cristiano. Ediciones del Serbal, Barcelona, 2000.

Se trata de una colección en 7 volúmenes que abarca la Iconografía de la Biblia y la de los santos, en un repertorio exhaustivo de símbolos, leyendas, atributos, patronazgos… Se trata de una rigurosa compilación de datos, aunque sus criterios a la hora de interpretar los significados no resultan fiables.



-                          RUIZ RETEGUI, Antonio. Pulchrum. Reflexiones sobre la Belleza desde la Antropología cristiana. Ediciones Rialp, S.A. Madrid, 1998

Profundiza en el rostro de la belleza, y de modo especial aplicada a las obras humanas y al arte.



-                          SEBASTIÁN LÓPEZ, Santiago. Mensaje simbólico del arte medieval. Encuentro, Madrid, 1978

No te dejes engañar por el título. Recorre el arte paleocristiano y bizantino, además del medieval. Integra muy bien iconografía y liturgia.



-                          SEBASTIÁN LÓPEZ, Santiago. Arte y Humanismo. Ensayos Arte Cátedra, Madrid, 1978

Lúcida manifestación de cómo la historia del arte es la historia del espíritu. Analiza con lenguaje poético los programas simbólicos de numerosos conjuntos artísticos renacentistas.



-                          SEBASTIÁN LÓPEZ, Santiago. Contrarreforma y Barroco. Lecturas iconográficas e iconológicas. Alianza Editorial, Madrid, 1981

El Concilio de Trento consagró el arte al servicio de la evangelización. Este manual es esencial para descifrar los códigos simbólicos en la compleja iconología de la época.



Recursos webgráficos:



-                          www.auladereli.es

-                          www.profesoradoreligión.blogspot.com

-                          www.vatican.va



Arte cristiano:

-                          www.evangelizarconelarte.com recurso especialmente indicado para la docencia de la religión

-                          http://ares.unimet.edu.ve/humanidades/fbhu51 página de una profesora de la Universidad de Caracas que aborda la historia del arte cristiano dividida en 4 partes: Clases (14 presentaciones de ppss muy dinámicas), Galería de imágenes, Evaluación (con foro, 2 blog y material de apoyo) y Apoyos (8 vídeos sobre arte cristiano)

-                          www.infocatolica.com buscando en autores a Jesús Casas Otero se encuentran estudios muy rigurosos sobre iconografía cristiana, teología de la belleza, arte y fe, etc.

-                          www.todosuno.org tiene una sección de arte con artículos interesantes

-                          www.entrelineas.org aunque no es católica, tiene una sección de arte de calidad, además de abordar cine, música…

-                          www.textweek.com tampoco es católica, pero su recorrido es exhaustivo. Se pueden encontrar imágenes de la Sagrada Escritura pasaje a pasaje, y un índice de películas organizadas temáticamente.



Historia del arte en general:

-                          www.historiarte.net incidencia en el arte cristiano, con comentario de obras de arte.

-                          www.claseshistoria.com se enfrenta a la historia del arte a través de presentaciones en ppss, mapas conceptuales y ejercicios interactivos.

-                          www.aprendersociales.blogspot.com conocida como enseñ-arte, ofrece una completa historia del arte ordenada cronológicamente o por artistas.



Galerías de imágenes:

-                          commons.wikimedia.org

-                          www.wga.hu

-                          www.artcyclopedia.com

-                          www.abcgallery.com



Algunas experiencias:

-                          www.museodelprado.es/pradomedia

-                          www.artencordoba.com

-                          www.mosteirodecarboeiro.com

-                          www.museocatedral.archimadrid.es

-                          www.catedraldecordoba.es
   
           -                http://roble.pntic.mec.es/~jfeg0041/todo_reliduques/arte/index_arte.htm


viernes, 3 de febrero de 2012

Los Beatos, un best-seller medieval


                                                      ILUSTRAR LA ESPERANZA
                                                  Los Beatos, un best-seller medieval

Beato de Liébana, además de personaje de enorme relieve en su época, es el autor de un Comentario ilustrado al Apocalipsis que creó todo un género al que se denominó “Los Beatos”. Lejos de la tremendista visión del Apocalipsis propia de nuestra cultura, Beato supo presentarlo tal como fue concebido, como un mensaje atemporal de belleza y de esperanza para el hombre, a pesar de las dificultades. Este libro, escrito hace unos mil años, mantiene la misma frescura que los textos bíblicos, cuyas palabras cobran actualidad para quien se acerca a ellos con los ojos de la fe.

Beato de Liébana
            Beato, que vivió en la segunda mitad del siglo VIII, fue un Abad del monasterio de San Martín de Turieno, hoy denominado Santo Toribio de Liébana. En aquel monasterio escribió su famoso “Comentario al Apocalipsis”. No es anecdótico que aquella obra se gestara en aquel lugar, depositario del mayor trozo de la Cruz de Cristo conservado en el mundo, por delante incluso del “Lignum Crucis” custodiado en el Vaticano. Tal es la trascendencia de esta reliquia que Santo Toribio de Liébana es uno de los cuatro destinos mundiales de peregrinación jubilar, junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.
            En su tiempo, Beato alcanzó gran fama por su intervención en la controversia “adopcionista”, defendiendo la ortodoxia católica frente a la herejía que afirmaba que Cristo no era verdadero Hijo de Dios, sino sólo “adoptivo”. El Concilio de Ratisbona ratificará las posturas del abad, situando a Cantabria en el punto de mira del ámbito internacional.
            Beato también compuso el himno “O Dei Verbum”, que supuso el inicio del culto a Santiago como patrón de España. Hay que mencionar su proyección histórica y política, como consejero del rey asturiano Silo y confesor de la reina Adosinda. Es indudable que este personaje no sólo tuvo relieve en su época, sino que marcó la teología, la literatura y la historia del arte.

Un texto para la esperanza

            A Beato se le considera el primer escritor de Cantabria, ya que en el año 776 escribe su “Comentario al Apocalipsis” para explicar el hermético texto atribuido a San Juan que cierra la Biblia. Para su redacción, se basó en otros libros de Santos Padres orientales y romanos. Más tarde, en el año 784, redactará una nueva versión con la finalidad de adoctrinar a los monjes ante el convencimiento del fin del mundo, en un lenguaje claro y llano.
           “Apocalipsis” significa “revelación” y hace referencia a un conjunto de profecías sobre el final de los tiempos. Se compone de un prólogo y doce capítulos que muestran cinco series de visiones: los siete sellos, las siete trompetas, las siete señales, las siete copas y la lucha de Cristo y el demonio. Finalmente, el Epílogo narra la visión del Juicio Final, la Jerusalén Celestial y la Gloria de los santos en el cielo.
             Al Comentario de Beato se fueron añadiendo, con el tiempo, otras partes hasta alcanzar una estructura fija en la que figuraba un prólogo general, un comentario al Apocalipsis, otro de San Jerónimo al Libro de Daniel, un texto de San Isidoro sobre afinidades, definiciones y unas tablas genealógicas de personajes bíblicos.
            No podemos obviar que el Apocalipsis se escribe en el siglo I, con el ánimo de elevar la moral de los cristianos durante un periodo de violentas persecuciones contra la Iglesia naciente. A pesar de las interpretaciones fatalistas y superficiales que se han desarrollado en nuestros días sobre el lenguaje apocalíptico, este libro constituye la gran epopeya de la esperanza cristiana, el canto de triunfo de la Iglesia perseguida.
            Pero los tiempos de Beato también eran tiempos difíciles para la Iglesia, por eso sus comentarios cobraban un sentido muy especial que los fieles necesitaban escudriñar. De ahí que tanto el texto como las ilustraciones de los Beatos estén repletos de simbología, destacando la numérica (7=plenitud, 10=perfección...) y la iconográfica (el sol= Cristo, Jerusalén= la Iglesia...).
            En palabras del mismo autor, se trata de “una obra escrita con fe y devoción, para la edificación de los hermanos”, manifestando asimismo su deseo de “lograr que sus lectores penetren cada días en los misterios de la alegría interior con inteligencia espiritual, ante las catástrofes del fin del mundo”.  Beato de Liébana quería explicar el significado profundo del libro del Apocalipsis para dar esperanza a sus contemporáneos.
            Este mensaje del primer milenio no ha perdido su actualidad, sino todo lo contrario. Se trata de un libro de resistencia, de un mensaje para los que temen, también hoy en día, el paso del tiempo y las dificultades futuras.

Una iconografía que marcó una época
            Amén de la trascendencia teológica de la obra que nos ocupa, el autor introdujo una novedad en su libro que supondría una auténtica revolución en la historia del arte. Junto al texto, comenzó a incluir ilustraciones y miniaturas, cuya temática y técnica fueron esenciales para la evolución de la pintura y escultura mozárabe y románica. Tal fue la huella que imprimió, que el nombre de Beato acabó atribuyéndose a este tipo de libro, profusamente imitado por otros autores.
            La decoración de los Beatos inicia un ciclo diferente a la anterior decoración de manuscritos hispanos de sencilla letra visigoda sin apenas matices de color o motivos ornamentales. Nuestro autor, tomando influencias italianas, carolingias y norteafricanas, ilustra cada Beato con unas 97 miniaturas de extraordinaria calidad. Estos libros miniados se difundirán con enorme aceptación durante más de 500 años.
            Por otra parte, los Beatos servirán de modelos para los artistas que esculpirán los capiteles románicos y pintarán los murales de las iglesias. El estilo románico, superada la controversia iconoclasta, se empeñará en reavivar los temas figurativos del arte paleocristiano, encontrando en los Beatos una fuente de inspiración. Tanto el contenido simbólico-doctrinal como su plasmación estética eran muy adecuados para la mentalidad medieval, necesitada de signos trascendentes que expresaran la profundidad de la experiencia de fe. Muchos temas apocalípticos conformarán los programas iconográficos románicos: el lucha entre el bien y el mal, el Cordero... Y más tarde, en el gótico, con la potenciación del culto a María, se tomará la imagen apocalíptica de la Mujer vestida de sol con la luna a los pies: la Inmaculada Concepción.
            El Beato ha llegado a nuestros días enormemente mutilado. Durante la desamortización de Mendizábal, que expolió gran parte de los bienes culturales de la Iglesia, se arrancaron varias páginas y se destruyeron otras, ocasionando la pérdida de numerosos datos históricos.
            Perdida la obra original, algunas lagunas se han subsanado gracias a la conservación de otros Beatos custodiados en diversos museos del mundo. Destacan 24 códices ilustrados de los siglos X al XIII y algunos fragmentos. A través de ellos, los estudiosos incluso han determinado tres estilos. El “estilo arcaico”, en el que las miniaturas se intercalan en los textos, el “estilo leonés o mozárabe”, en el que las ilustraciones ocupan páginas enteras y presentan bandas de color que crean espacios y perspectivas. Por último, el “estilo románico”, de fuerte influencia internacional.

Ofrecer respuestas
            Hoy somos testigos de que la sociedad presenta una realidad tan multiforme que acaba siendo amorfa. Nuestra cultura devalúa la verdad, y con ella la sensatez y la esperanza.
            Frente a las dificultades en el camino no se ofrece compañía, sino una profusión de opciones. Frente a las dudas no hay respuestas, sino estelas interminables de confusas propuestas, muchas veces contradictorias.
            Por eso será que los Beatos seducen con la belleza de una única senda, pero no en solitario. Por eso suponen una respuesta frente al final de los tiempos, frente a la muerte, frente al infinito. Una respuesta válida para todo hombre porque se adecúa a lo que su corazón reclama.
            La literatura y el cine actual también se dejan fascinar por el lenguaje apocalíptico, pero sólo saben mutarlo en algo incomprensible, terrible y amenazador.
           Sin embargo, trás los ojos de Beato, el Apocalipsis se convierte en una fuente de sabiduría que descifra la clave de la esperanza. Sus ilustraciones cantan una belleza sólida, que no se pliega a las dificultades. Sus miniaturas trazan respuestas, invitan a abrirse al misterio desde certezas insoslayables.


Revista Primer Día nº 42. Octubre 2003

  






           

Sagrada Familia de Gaudí



                 
EL CREDO EN PIEDRA

El Templo expiatorio de la Sagrada Familia de Gaudí

En estos días, en los que dar señales de vida cristiana en lo profesional es, cuando menos, políticamente incorrecto, la obra de Gaudí se presenta como una indiscutible genialidad fruto de una fe personal. Enraizado en su fervor religioso, el arquitecto más revolucionario de su época  conjuga  una fantasía delirante con un juicio arquitectónico perfectamente equilibrado, consiguiendo que cada uno de los elementos constructivos cobren  expresión poética en esta Iglesia que parece reproducir la Jerusalén celeste.
La gestación del proyecto:
Eran momentos difíciles para la Iglesia universal, cuando un librero barcelonés, J.M. Bocabella, asumió la fundación de la “Asociación Espiritual de Devotos de San José”, cuyo objetivo era remontar la descristianización propulsada por determinadas ideologías de la era postindustrial; entre sus propuestas se encontraba erigir un Templo Expiatorio en Barcelona.
            El arquitecto diocesano Francisco de Paula del Villar diseñó un proyecto de traza neogótica y de nula creatividad. La primera piedra se colocó en la festividad de San José de 1882.
Pero, apenas comenzada la cripta, ciertas discrepancias motivaron que la dirección pasase a quien llegaría a convertirse en un fenómeno insólito en el ámbito del modernismo. En esta construcción trabajaría Gaudí hasta su muerte.
          Con la Sagrada Familia, el arquitecto de Reus quiso crear una catedral del siglo XX de estructura increíblemente original, una síntesis de todos sus conocimientos de arquitectura, tejiendo una compleja red de simbolismos que suponían una versión en piedra de la tradición cristiana. 
Una fantasía muy razonada:
                  Frente a la visión casi fantasmagórica de la Sagrada Familia, podríamos pensar que se trata de una escenografía cinematográfica, pero en realidad es obra de un profesional riguroso que dedicó toda su vida a plasmar este sueño con apasionado fervor religioso. 
                  Aunque Gaudí sólo llegó a construir la fachada del Nacimiento, un minucioso estudio realizado en maquetas ha legado su pensamiento sobre la arquitectura y simbología del edificio. Incluso dejó unas láminas que detallaban la policromía de la piedra, ya que él nunca pensó dejar el material visto, sino que previó que cada relieve fuese coloreado porque decía que el color es vida.
                  Gaudí imaginó una iglesia de planta de cruz latina sobre la cripta inicial. Sobre ella, el altar mayor rodeado de siete capillas dedicadas a los siete dolores de S. José,  figurando en cada una de ellas una representación de la Sagrada Familia.
                  El proyecto de este “sacerdote de la arquitectura” contaba con 18 torres. Las 12 más bajas (entre las que se encuentran las 8 construidas) corresponden a las tres fachadas y están dedicadas a los Apóstoles. Otras 4 de superior altura, a los Evangelistas. Sobre el ábside, se consagra una a la Virgen, y la más alta a Jesucristo.
                  La forma estilizada de las torres, con sus pináculos, confieren al edificio su espectacular dimensión vertical. Sus ventanas en forma de espiral impulsan la visión del creyente hacia las alturas. Invocaciones y alabanzas a Dios cubren las paredes.
                  Las columnas, los ventanales y las bóvedas fueron diseñadas obedeciendo a la obsesión naturalista del arquitecto; el resultado es un espacio interior que asemeja a un bosque de piedra, con columnas inclinadas y ramificadas que soportan unas cubiertas plagadas de lucernarios, favoreciendo un juego casi irreal de luz natural y artificial.
                  En su arquitectura todo parece decoración, pero toda la decoración cobra función arquitectónica.
La fachada del Nacimiento:           
                  Encarada hacia oriente, ofrece un desbordante repertorio de esculturas como complemento a la arquitectura; centenares de especies vegetales y animales animan la piedra y una profusión de símbolos revelan el amor del Padre en el misterio de la encarnación y de la redención.
                  Esta fachada consta de tres puertas dedicadas a la Fe, la Esperanza y la Caridad. En esta última aparecen grabados todos los nombres de la genealogía de Cristo, la serpiente con la manzana en la base, un inmenso portal de Belén, la adoración de los Reyes, episodios de la infancia de Jesús y otros misterios.
                  En su amor por la decoración, incluyó infinitas formas de la Naturaleza logrando una especie de sorprendente y bellísimo neobarroquismo que exalta la alegría del Nacimiento de Jesús.
                  Amante de una imaginería realista, nuestro arquitecto (asistido por su colaborador, el escultor Matamala) obtuvo moldes de escayola de seres humanos y animales para reproducir con la máxima fidelidad los detalles anatómicos.
                  Otra confesión de fe remata las torres, representaciones del anillo pastoral, el báculo y la mitra, en alusión a los sucesores de los apóstoles. El conjunto está coronado por un ciprés, símbolo de la vida eterna; sobre él,  la Santísima Trinidad.
                  Para dar consistencia a los elementos decorativos, Gaudí los revistió con mosaicos vítreos de Murano, muy resistentes a las inclemencias meteorológicas.
La fachada de la Pasión:
                  Se orienta hacia poniente, y presenta líneas más duras, eliminando el lirismo para dar paso a la simplicidad.
                  Con la intención de exaltar la Pasión y Muerte de Cristo, Gaudí ideó que las columnas de esta fachada tuvieran la forma de huesos humanos.
                  El Crucificado preside la puerta central, acompañado por quienes le asistieron en su agonía. Tres palabras latinas: “Veritas, Vita, Via”, descubren a Jesucristo como Camino, Verdad y Vida.
                  La flagelación de Jesús está impregnada del simbolismo de la resurrección, del cielo nuevo y de la tierra nueva que Jesús inaugura con su victoria sobre el pecado y  la muerte.
                  Hace algunos años, se desató una polémica entre los partidarios de continuar las obras de la Sagrada Familia (a pesar de que parte del proyecto fue quemado durante la Guerra Civil) y los que defendían dejarla inacabada. Paradójicamente, uno de los artistas que firmó el manifiesto en apoyo de la paralización de las obras fue el escultor Subirachs, quien se encargaría posteriormente de estos grupos escultóricos. Su intervención ha suscitado discusiones.
La fachada de la Gloria:
                  Gaudí la diseñó para glosar la vida y el fin del hombre. Pensó en representar la vida humana con los atributos de los oficios manuales, presididos por S. José en su taller.
                  También aparecerían el purgatorio, la muerte y el infierno, así como los atributos de la Pasión, siete ángeles como alegoría del Juicio Final y, sobre todos ellos, el Padre Eterno con los días de la Creación.
                  En el proyecto del pórtico aparecen siete puertas, cada una dedicada a un sacramento y a una petición del Padrenuestro.
                  Delante de esta fachada, la principal, se situarían dos monumentos colosales: uno dedicado al agua, en la parte del baptisterio, y otro al fuego, junto a la puerta de la Penitencia,  dos elementos que purifican al hombre.
El sonido del Templo:
                  El diseño arquitectónico incluyó los efectos sonoros. Dispuso amplias galerías para cantores con capacidad para varios millares de voces.
                  Dedicó más de cuatro años al estudio del sonido de las campanas, que debían conjugarse con las voces de los cantores y con cinco órganos.
                  Por otra parte, el conjunto se rodeaba de claustros procesionales que aislasen del ruido de la ciudad.
                  Tal era el celo de Gaudí por crear un ambiente que invitase a la oración.
 
            Sólo desde una vivencia personal de fe puede narrarse de forma tan insólita y verosímil la historia de salvación, sólo desde su pasión por Dios pudo Gaudí mimar al detalle el diseño de una arquitectura que consiga que el encanto del templo lleve al encanto de la fe; por eso es fácil mantener la esperanza de que sus piedras hayan sido tocadas por mano de santo.
                                                                        Revista Primer Día nº 27. Mayo 2002