jueves, 2 de febrero de 2012

La Trinidad de Rublev



Quizá el mejor pintor de iconos de todos los tiempos es el monje ruso Andréi Rublev. La evangelización de Rusia se había realizado en el siglo X gracias a los patriarcas bizantinos. Junto con el Evangelio, transmitieron al pueblo ruso la tradición iconográfica bizantina, y el icono adquirió rasgos distintivos. La primera escuela de arte ruso se estableció en un monasterio de Kiev, pero a fines del siglo XII se refugiará en Novgorod. Los siglos XIV y XV estarán marcados por los rusos Teófanes el Griego y Rublev, quien comenzó siendo asistente del maestro Teófanes, aunque será el típico caso en el que el discípulo aventaje al maestro. Su particularidad estriba en que, si bien es rigurosamente fiel a la tradición bizantina, a la vez se libera del excesivo hieratismo, introduciendo cierta flexibilidad figurativa y una expresión más dulce. Fue autor del famoso icono de la Santísima Trinidad, un auténtico compendio de teología trinitaria que data de los años 1420-30, y que en el Concilio de los Cien capítulos fue presentado como modelo de la iconografía de la Trinidad.

A partir de la escena de la Teofanía de Mambré, que recoge la visita de tres personajes celestiales a Abraham y Sara (Gn 18, 1-15), el trasfondo es la narración de la historia de la salvación. La escena presenta tres esbeltos personajes (cuya proporción es catorce veces la medida de la cabeza) sentados en torno a una mesa con una copa en medio. Aunque ha sido objeto de diversas interpretaciones, esta es de las más convincentes: El personaje central resalta por el intenso rojo de la túnica contrastado con el manto azul. Es imagen de Cristo, por eso su cuello está descolocado, indicando que viene de un largo camino, pero la estola dorada sobre su hombro derecho revela su dignidad y su gloria. Mira hacia el ángel de su derecha, imagen de Dios Padre, vestido con túnica azul y manto semitransparente y señalando con la mano al Hijo, quien a su vez señala hacia la tercera figura, el Espíritu Santo, que lleva la túnica del mismo color, pero con el manto verde. La parte superior del icono muestra una casa, un árbol y una montaña, signos del Antiguo y del Nuevo Testamento. La casa es el lugar de la presencia de Dios en medio de su pueblo (templo en el AT y Jesús en el NT), el árbol es el lugar de la prueba (el del Edén en el AT y el de la cruz en el NT) y la montaña es el lugar de la ley (la del Sinaí en el AT y la del sermón de la montaña en el NT). Los tres personajes están estructurados en forma circular. Un círculo exterior los enmarca y otro interior, señalado por el borde de la manga del personaje central, profundiza el movimiento circular que conduce nuestra mirada de una figura a otra. Por otra parte, las bases de los sitiales forman un octógono, mientras que las siluetas de los personajes laterales dibujan una copa que reproduce la  copa central, signo eucarístico que representa al personaje central. La estructura triangular está presente uniendo los extremos de la mesa al punto sobre la cabeza de Cristo. En su centro, la cruz actúa como eje de la composición. Al mismo tiempo, la perspectiva invertida y la estructura espacial cóncava nos invita a entrar en el icono para participar de la mesa y la copa. ¿No transmite un dinamismo contagioso?

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